Independencia energética

En 2019, por primera vez desde 1957, los Estados Unidos de América obtuvieron independencia energética bajo la administración Trump. Esta revolución energética proporcionó una fuente de energía asequible y confiable para todos los hogares y pequeñas empresas estadounidenses, con ahorros en promedio de $2,500 por año en precios más bajos de electricidad y precios más bajos de combustible en el surtidor. Bajo la dirección de Trump, Estados Unidos se convirtió en el primer productor de petróleo del mundo y mantuvo la posición número uno en producción de gas natural. 2019 también marcó la primera vez en 67 años que Estados Unidos se convirtió en un exportador neto de energía.

Bajo Trump se aprobó el oleoducto Keystone XL, un oleoducto que transporta petróleo desde Alberta, Canadá, hasta Steele City, Nebraska, y que facilita el envío de petróleo desde los dos países, que el ex presidente Obama vetó. Se anuló la moratoria de la administración anterior sobre la prohibición del arrendamiento de carbón en terrenos federales, lo que fortaleció drásticamente la confiabilidad energética. Desarrollo realizado para brindar claridad y certeza sobre el programa estándar de combustibles renovables, que autorizaba a los productores a vender combustible E15 durante todo el año en los surtidores existentes.

A pesar de la drástica transformación energética, las energías renovables no se quedaron atrás. Estados Unidos experimentó un aumento de la energía de generación eólica del 32 por ciento con respecto al período 2016 y 2019. La producción y el consumo de energía renovable en colaboración alcanzaron un nivel récord en 2019. El presidente Trump tomó medidas audaces y retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París. un acuerdo diseñado para castigar económicamente y apuntar a Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos experimentó los niveles de emisiones de carbono más bajos en 25 años junto con la firma de la orden ejecutiva de la iniciativa del billón de árboles.